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Carta del Obispo para el Día de la Iglesia Diocesana


"Somos una gran familia contigo" es el lema del Día de la Iglesia Diocesana, y el título de la Carta que D. Jesús Catalá dedica a los fieles en esta jornada.

«La Iglesia no vive para sí misma, vive para el Señor y para evangelizar».

Un año más la celebración del Día de la Iglesia Diocesana nos invita a profundizar en nuestro ser creyentes. ¡Ojalá seamos mejores cristianos cada día! Nadie nace cristiano; a petición de nuestros padres la Iglesia nos ha regalado la gracia bautismal, tan importante para nuestra vida, que hemos de asimilarla y corresponder de manera fiel y gozosa.

Nuestros padres, padrinos, catequistas, sacerdotes, religiosos, fieles laicos… todos son miembros de la Iglesia que nos alumbró por el Bautismo y nos ofreció una vida nueva, como un segundo nacimiento. Todos formamos la gran Familia de los hijos de Dios y hermanos en Cristo.

El Día de la Iglesia Diocesana nos recuerda nuestra pertenencia a la Iglesia, que se concreta y peregrina en nuestra diócesis; y nos anima a asumir las implicaciones y consecuencias de esa pertenencia.

Es una jornada de gratitud y de compromiso. Gratitud por todo lo que la Iglesia nos ha dado y nos da: el don de la fe en Cristo Salvador, unido al don del amor y de la esperanza cristiana. Y también es una jornada de compromiso, que debe acrecentar nuestra conciencia de miembros de la Iglesia y, por tanto, responsabilizados de su funcionamiento y sostenimiento.

La Iglesia no vive para sí misma, vive para el Señor y para evangelizar. Nuestra colaboración generosa con ella es una manera de expresar nuestra comunión con Jesucristo y con los hermanos, anunciando con obras y palabras el amor que Dios nos tiene.

Colaborar al sostenimiento de la Iglesia es una manera de agradecer, como hijos de Dios y de la Iglesia, tanto bien recibido y contribuir a que se siga anunciando el Evangelio de salvación. Estamos todos en la misma barca y a todos nos corresponde remar en la misma dirección, siguiendo las directrices del Espíritu, que sopla sobre las velas de la Iglesia.

¡Que Santa María de la Victoria, Madre de la Iglesia y Patrona de nuestra Diócesis, nos acompañe en la apasionante tarea de “remar juntos” en la barca de nuestra Iglesia!

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