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«El Familión ha encontrado en Málaga una acogida y un entorno únicos»

Más de 700 personas (familias, sacerdotes, religiosas y obispos) de la diócesis de Getafe han regresado un verano más a la Casa Diocesana de Málaga para vivir su Familión: «una realidad pastoral muy potente en la que el Señor está actuando de un modo desbordante», explica Cristina del Río Villegas, una de las coordinadoras de la experiencia. 


El Familión cumplirá el año que viene 20 de vida, «estos encuentros de verano diocesanos de familia surgieron del deseo de generar un lugar donde pudiéramos compartir nuestra vida de familias cristianas en el tiempo de descanso del verano. Nuestro Obispo, desde el primer momento, fue el mayor impulsor, como un padre. Todas estas familias encontramos en él la imagen clara de la Iglesia que acoge a las familias al completo, en todas las etapas, en todas las realidades. Del encuentro de verano surgieron luego más iniciativas como peregrinaciones de familias, retiros, ejercicios espirituales, formación, horas santas, encuentros… y se ha generado una Gran Familia de Familias en la Diócesis que llamamos el Familión, en el que se reúne un grandísimo grupo de familias en comunión de la Diócesis de Getafe. Es una realidad pastoral muy potente donde el Señor está actuando de un modo desbordante», explica Cristina.


Una familia que va creciendo y que tiene que reunirse en dos tandas. Este verano, la primera tanda estuvo en Casa Diocesana del 18 al 24 de agosto y la segunda del 25 al 31, y es que, según explica Cristina, «no hay ninguna proporción entre lo que hacemos desde la organización y lo que sucede en estos encuentros. Creo que todos los que asistimos experimentamos la acción de Dios en nuestras familias de un modo que atrae a todos los que están queriendo vivir su realidad de familia desde la Iglesia. Se siguen uniendo más y más familias a esta experiencia de Iglesia y las antiguas siguen asistiendo también. Los que venían como monitores hace 18 años, ahora vienen como familia con algún hijo, y son los niños que cuidaban al principio los que cuidan como monitores ahora a sus hijos… es una gran familia que sigue creciendo. Tuvimos que abrir una segunda tanda para poder acoger a todos. Las plazas se suelen acabar en 24 horas, vienen nuevas familias más jóvenes y también asisten otras más veteranas. Este año hemos participado más de 700 personas: niños, adolescentes, jóvenes, matrimonios, sacerdotes, consagradas, seminaristas, abuelos y, como siempre, nuestro obispo, D. Ginés García Beltrán, y nuestro obispo auxiliar, D. José Mª Avendaño Perea. Para cada uno hay un lugar y la semana supone un momento de fe y vida fuerte».


Los feligreses de Getafe agradecen la participación de sus obispos pues «es un regalo muy grande contar con su presencia. Como realidad diocesana, nuestros obispos son los primeros que están con nosotros para acompañar a las familias. Al haber dos turnos, nuestro obispo D. Ginés asiste a una de las semanas y nuestro obispo auxiliar D. José María asiste a la otra. Su cercanía y cariño marcan el carácter del encuentro y muestran a todos la riqueza de la Iglesia Diocesana que acoge a todas las familias en sus distintas realidades. Ellos son como los grandes padres de familia de este Familión».


Un tiempo de descanso, en el que los participantes “no paran” pues «por las mañanas, cada grupo tiene su dinámica de formación adaptada a matrimonios, niños por grupos de edades y universitarios que también tienen su propia dinámica; y la tarde es tiempo de familia cargado de posibles actividades para hacer en común, tanto deportivas, culturales y lúdicas, como de oración. Cada tarde termina con el rezo del rosario común de todos los participantes del encuentro. Cada grupo también tiene durante el día su tiempo de oración reservado, la celebración de la Misa, tiempo de formación en función de la edad y momentos de convivencia. La noche se vuelve a dividir por grupos porque todos los días se organizan diferentes actividades como cine fórum, juegos, hora santa, tertulias, juegos, veladas, fiestas… la semana es muy intensa. De manera transversal, el día queda marcado con la presencia del Santísimo, que está expuesto durante toda la jornada hasta el rezo del rosario, y se cubren los distintos turnos de adoración, incluso en uno de los días, durante toda la noche».

Para Cristina y su familia, el Familión «es el momento familiar más intenso del año y el más esperado. Todos en nuestra familia quieren venir. Podemos tener una experiencia común de Iglesia, de oración y formación al tiempo que descansamos y nos divertimos, siempre acompañados por nuestros sacerdotes y pastores y también por nuestros amigos, otras familias con las que caminamos en la fe y llevamos compartiendo la vida desde que empezó nuestro matrimonio. Nuestros hijos tienen entre estas familias a sus mejores amigos, con los que se sienten más cómodos y con los que pueden compartir su fe, nosotros encontramos también otros matrimonios con los que caminar, que tienen el mismo deseo de vivir cerca del Señor. Salimos impulsados como familia siempre».


Son ya varios años los que vienen a vivir el Familión a Málaga porque «aquí hemos encontrado una acogida y un entorno únicos. La Casa Diocesana es para nosotros un lugar muy especial, marcado por su maravilloso entorno y arquitectura, su historia, su relación con la espiritualidad eucarística… pero sobre todo, humanamente, todos nos hacen sentir siempre como en nuestra propia casa. Se alegran con nuestras alegrías y hacen suyas nuestras necesidades para ayudarnos en todo momento a que el encuentro pueda salir de la mejor manera posible, con la complejidad que eso tiene con un grupo tan numeroso y tan heterogéneo. No tenemos más que agradecimiento. Desde la primera vez que llamamos para ver la disponibilidad de la casa, nos hicieron saber el gran amor que tenían por la familia y por la pastoral familiar, como monseñor Sebastián siempre había querido, y desde ahí todas nuestras propuestas siempre han tenido cabida en la Casa».